La fachada se resuelve mediante un ritmo controlado de huecos y llenos, que filtran la luz hacia el interior y otorgan carácter a la construcción. Desde el acceso, un vestíbulo amplio introduce al visitante en un recorrido marcado por materiales cálidos y geometrías precisas.
El primer contacto revela una arquitectura que busca equilibrio: presencia clara en la ciudad, pero sin imponerse sobre su entorno inmediato.
Las zonas comunes —vestíbulo, comedor y áreas de descanso— se disponen en secuencia lógica, mientras que las habitaciones se agrupan en torno a corredores iluminados naturalmente. El diseño ofrece claridad de recorridos y sensación de amplitud.
La geometría sobria se matiza con terrazas y retranqueos, que suavizan la presencia urbana y aportan dinamismo a la fachada. El resultado es un edificio que dialoga con el entorno sin renunciar a su identidad.
Materiales nobles en puntos estratégicos aportan durabilidad, mientras que la neutralidad cromática asegura un carácter atemporal. Se crea un ambiente acogedor, capaz de perdurar más allá de las tendencias pasajeras.
El emplazamiento conecta con las principales vías de acceso y, al mismo tiempo, ofrece un entorno abierto que garantiza luminosidad y tranquilidad. El hotel se convierte así en un nodo urbano preparado para recibir un flujo diverso de visitantes.
WhatsApp us