Su forma y proporciones refuerzan la continuidad del conjunto arquitectónico, diluyendo los límites entre construcción y paisaje. El acceso se produce de manera fluida, acompañando el tránsito cotidiano de la casa hacia el exterior.
El agua se convierte en protagonista silenciosa: un plano reflejante que multiplica la luz y amplía la percepción del espacio, integrando el entorno inmediato.
La estructura y el cálculo hidráulico se resolvieron con precisión para garantizar durabilidad y eficiencia. A la vez, los acabados y materiales elegidos potencian la belleza del conjunto, aportando sobriedad y atemporalidad.
Se trabajó con una geometría clara, pensada para integrarse al trazado de la vivienda sin imponerse sobre ella. El resultado es un equilibrio entre funcionalidad y discreción.
Más que un añadido, la piscina actúa como núcleo exterior de reunión, ocio y contemplación, acompañando la arquitectura principal y reforzando su carácter.
Situada en un enclave residencial próximo a la ría de Pontevedra, la piscina se adapta a la topografía local y aprovecha las vistas abiertas, convirtiéndose en un espacio de disfrute íntimo y conectado con el paisaje gallego.
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