En la ladera de una colina próxima a Alicante se levanta Casa Horizonte, una vivienda unifamiliar concebida para contemplar el Mediterráneo. La implantación se resuelve mediante plataformas que suavizan el terreno, logrando continuidad visual entre interior, exterior y mar.
En una parcela inclinada que desciende hacia el mar, la vivienda se posa sobre bancales de piedra. El contacto con el terreno se minimiza mediante apoyos puntuales que permiten que la casa se abra sin interferencias con el paisaje.
El recorrido desde la calle hasta la entrada es gradual: un sendero entre muros de piedra seca prepara al visitante antes de acceder al interior.
La volumetría del proyecto responde al horizonte.
Dos volúmenes superpuestos se giran entre sí: el inferior acompaña la pendiente, mientras que el superior se orienta al mar, buscando la luz y la brisa.
El minimalismo se expresa en la sinceridad estructural. Forjados y cantos se muestran sin recubrimientos innecesarios, dejando visible la lógica constructiva.
El acceso se sitúa en un volumen central de doble altura.
Tras atravesar un portón de madera, la mirada se prolonga hasta el mar. A un lado, salón y comedor se integran con la cocina, extendiéndose hacia una terraza cubierta. Al otro lado, se ubican un dormitorio auxiliar y el garaje.
En planta primera, la orientación este-oeste organiza los dormitorios.
El principal se abre a la panorámica del Mediterráneo con un gran ventanal, mientras que los secundarios miran hacia la pinada interior. Un porche volado protege del sol directo y aporta intimidad.
«Hormigón, piedra local y madera natural. Una materialidad sobria que permite que el paisaje sea el protagonista».
