En un terreno escarpado de Málaga, Casa Ladera se adapta al desnivel mediante plataformas escalonadas que acompañan la montaña. El proyecto propone una vivienda que se funde con la topografía, generando vistas abiertas hacia el valle y control solar en cada orientación.
La implantación responde al desnivel natural: la vivienda se apoya en muros de contención de hormigón visto que definen terrazas habitables. Así, cada estancia disfruta de contacto directo con el exterior.
El recorrido de acceso se produce en zigzag, ascendiendo hasta la entrada principal en la cota superior.
La volumetría nace del encuentro con la montaña.
Tres piezas escalonadas se desplazan entre sí, generando terrazas ajardinadas en cubierta y vistas cruzadas en el interior.
La sinceridad constructiva se expresa en hormigón, acero corten y madera de roble.
El acceso se sitúa en la pieza intermedia.
Una vez dentro, un espacio central distribuye funciones: al sur, salón comedor con cocina abierta prolongada hacia un porche y piscina; al norte, áreas auxiliares y un dormitorio de invitados.
En planta primera, la pieza longitudinal aloja los dormitorios.
El principal se abre hacia el valle mediante un ventanal protegido por lamas de madera, mientras los secundarios miran hacia el patio interior.
«Arquitectura que acompaña al terreno, materiales que aceptan el paso del tiempo, espacios que respiran junto al paisaje».
